Llegó la primavera y contentas aves la saludan con su canto, y las fuentes al murmullo del viento con dulce murmurar fluyen en tanto. El aire cubren con su negro manto, truenos y rayos, heraldos de su adviento; y al acallarse luego, aves sin cuento tornan de nuevo a su canoro encanto. Y así, sobre el florido ameno prado, entre plantas y frondas murmurantes, duerme el pastor con su fiel perro al lado. De pastoral zampoña al son chispeante danzan ninfas y pastores bajo el techado de la Primavera que irrumpe brillante.
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